Desnutrición infantil

¿Qué es?

Entendemos a la desnutrición infantil como la carencia de nutrientes y estímulos emocionales y afectivos que impiden el normal desarrollo cerebral durante los primeros 1.000 días de vida (etapa crítica del desarrollo del sistema nervioso que genera daños cerebrales irreversibles). Es la única debilidad mental que se puede prevenir, revertir y que además es creada por el hombre. En CreSiendo nos concentramos en nutrir el cerebro desde la concepción hasta los 2 años de vida.

1000 días

Los primeros 1000 días de vida constituyen la fase más dinámica en el proceso de crecimiento (particularmente del sistema nervioso) y éste resulta extremadamente vulnerable a las diferentes condiciones a la que es expuesto.

Durante este período crítico se puede intervenir positivamente a nivel nutricional; A nivel familiar, fortaleciendo vínculos y lazos; y a nivel del desarrollo, estimulando al niño a nivel psico-afectivo y motor. De esta forma es posible revertir el daño.

Sin embargo, pasado este tiempo, pueden quedar secuelas permanentes que dificultan la adaptación a la sociedad, la habilidad emocional y el aprendizaje.

Es durante los primeros años de vida cuando las experiencias dejan huellas profundas, ya sean positivas o negativas. En condiciones de pobreza crónica gran parte de los individuos se ven limitados en la expresión de sus potencialidades genéticas, tanto físicas como intelectuales.

No solo el individuo sufre estas circunstancias, sino también la sociedad, que se ve limitada en sus posibilidades de progreso y desarrollo.

En CreSiendo abordamos la problemática de la desnutrición infantil de manera integral, sabiendo que la deficiencia de nutrientes y un medio ambiente adverso durante los primeros 1000 días de vida, disminuyen dramáticamente las posibilidades de desarrollar todo el potencial genético y neurocognitivo de una persona.

Cuando hablamos de un medio ambiente adverso hablamos de pobreza, violencia y falta de estímulo, entre otros. Por eso trabajamos de manera multidisciplinaria donde no solo monitoreamos que el niño reciba el aporte calórico adecuado para su edad y realizamos el seguimiento de su crecimiento.

Sino que también fomentamos el desarrollo neuromadurativo mediante la estimulación temprana. Así mismo, trabajamos con su entorno familiar más cercano con charlas y talleres para generar cambios sostenidos y a largo plazo.